ENTRE
COLUMNAS
ABOGADO
PARA TODOS
Colombia es un país en donde existen leyes para todo, y
aunque muchas de ellas sean letra muerta, cualquier ciudadano corre el
permanente riesgo de verse envuelto en un problema legal.
La cuestión es que para salir de ese tipo de problemas,
se debe recurrir a los profesionales del derecho, y a nadie le cabe duda que abogados
sobran en este país, pero cuestan dinero, y muchas veces el presupuesto del colombiano
de a pie no da para cubrir los honorarios de quien lo puede asistir.
Sin
embargo, gracias a la Constitución de 1991, todo colombiano que se encuentre en
precarias condiciones económicas, puede solicitar del Estado la designación de
un abogado que lo represente ante los estrados judiciales.
Esta
labor la viene desarrollando la Defensoría del Pueblo, entidad donde cualquier
ciudadano puede acudir para que se le oriente y si es del caso, se le asista
profesionalmente, a fin de que toda persona que se vea envuelta en intríngulis
legales, tenga una decorosa representación judicial y extrajudicial.
Contrario
a lo que muchos piensan, los Defensores Públicos, que es el nombre que reciben
estos juristas, no solo se dedican a los temas penales, defendiendo a aquellos
que no tienen como pagar un abogado, sino que también se encargan de asunto
civiles, administrativos, laborales y de familia.
La
labor no ha sido fácil ni barata; lograr cubrir todo el territorio nacional
para que exista un abogado al alcance de todos no es sencillo, mas sin embargo,
en un proceso lento pero progresivo, el ente defensorial ha ido cubriendo las
necesidades legales de las clases menos favorecidas.
Ya
no es extraño encontrar a un Defensor Público llevando un proceso de divorcio,
de paternidad o interdicción ante la jurisdicción de familia, también los
encontramos en los juzgados civiles revisando procesos donde se pide el remate
de la casa de un pobre parroquiano, y tampoco les son ajenas las demandas de
pensiones y sustituciones.
Viudas
solicitando la pensión del marido fallecido, mujeres reclamando alimentos a los
padres de sus hijos, desempleados luchando por salvar su escaso patrimonio, son
los denominados usuarios de la Defensoría, que encuentran en el Defensor
Publico el abogado que nunca hubieran podido pagar.
A
nivel local, ya es común verlos en las cabeceras municipales de nuestros
pueblos y veredas, prestos a dar asistencia legal a aquellos grupos marginados
que, si no fuera por ellos, jamás podrían acudir ante la justicia a reclamar y
hacer vales sus derechos.
Son
mirados con recelo por muchos colegas que consideran que se les está quitando
clientela, cuando la realidad es que la gran mayoría de usuarios de la
defensoría, jamás habrían podido acceder a los servicios de un profesional del
derecho.
Y
no se crea que es cualquier abogado el que ejerce la defensa pública; la
mayoría de ellos, casi su totalidad, son especializados en diversas ramas del
derecho, y quienes no lo son, poseen la experiencia con la que el tiempo y el
litigio curten a los letrados.
Sus
honorarios los cubre el Estado y gracias a un adecuado proceso de selección, la
estabilidad de estos togados en la entidad es notable, caso bastante extraño
dentro de un aparato estatal donde cada cambio de poder político, sea local,
regional o nacional, generalmente implica renovación en todos los cuadros del
servicio público, lográndose de esa manera que sea excepcional la sustitución
de apoderado para un usuario.
Entonces
amigo lector, si usted pertenece a un grupo social marginado, si está
desempleado, o su situación le impide contratar a un abogado, ya sabe dónde
acudir.
FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@operamail.com
junio 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu interés. En breve publicaremos tu comentario