ENTRE
COLUMNAS
ORDEN
URBANO
Uno de los elementos
necesarios para que una ciudad progrese, de forma coherente y ordenada, es el
orden.
El orden urbanístico va mas
allá de trazar vías o delimitar manzanas; implica una coherencia en el
desarrollo urbano, que conduce a que la ciudadanía identifique plenamente las
zonas de la ciudad y la forma de acceder a ellas, facilitando los medios de
transporte y las vías necesarias para tal efecto; todo esto debe ir aparejado
con la certeza de que las sociedades son cambiantes y la ciudad debe adecuarse
a las nuevas necesidades sociales.
Nuestra ciudad, en la época
actual, tiene una carencia absoluta de todos estos elementos, y vallamos por
partes para verlo claro:
Comencemos por señalar que en
Barranquilla se da un fenómeno generalizado de irrespeto al sector residencial.
En cualquier esquina surge un negocio o tienda de barrio, una taberna , un
almacén, una discoteca o un restaurante, sin que nadie diga nada al respecto.
De esa forma han sido
colonizados, por el sector comercial, muchas zonas de la ciudad que estaban en
principio, destinados y diseñados como residenciales, sin que se tengan en
cuenta las necesarias vías de acceso o los espacios de parqueo. Así las cosas,
se presenta una lucha constante entre las familias que residen en el sector y
los comerciantes que, de forma inmisericorde, convierten las vías laterales en
su parqueadero privado, luego de adecuar y agotar los andenes para tal fin.
Y ya que mencionamos el
parqueo, nuestra ciudad es el mayor parqueadero a cielo abierto del país. El
ciudadano conductor parece entender que el anden esta diseñado y sirve para tal
fin y ninguna autoridad parece apersonarse de este hecho, habiendo sectores
donde incluso, los andenes son utilizados por compraventas de vehículos como
salas de exhibición y ventas.
A eso debemos agregar que
cualquier calle de la ciudad, de un momento a otro, se convierte en taller de
mecánica, en donde llegan los vehículos y tranquilamente, son abiertos,
desarmados y vueltos a armar.
De los vendedores ambulantes
ni hablemos; toda esquina es buena para montar un negocio, ocupándose el
espacio destinado a los transeúntes, y en algunos casos, hasta la propia calle,
dándose apenas ocasionales e intrascendentes intentos de la autoridad para
remover los ilegales ocupantes.
En los andenes se montan
restaurantes, con cocina de gas incluida, sin las medidas higiénicas mínimas y
con un alto riesgo para la ciudadanía, dados los elementos necesarios, pipetas
de gas, para cumplir su labor.
En cuanto a los semáforos,
estos se convirtieron en un centro de asistencia social, en donde cada quien
acude con su particular lamento a pedir dinero, y hasta se enojan si no se les
da.
Que quede claro algo; no
pretendo desconocer las necesidades sociales, sino simplemente señalar que esa
no es la forma ni el lugar para pretender subsanar esas falencias.
Pero en donde falla en mayor
extensión nuestro desarrollo urbano es en las vías y el transporte publico.
Muy
a pesar del proyecto Transmetro, se presenta una resistencia, que algunos
llaman inercia social, al cambio. A muchos no les gusta que los buses paren en
sitios predeterminados, y pretenden que continué el obsoleto sistema de
transporte urbano que imperaba de forma exclusiva, con el tema de los relojes y
sin paraderos.
Finalmente tenemos que esta
ciudad hace rato desbordo la capacidad de sus calles, al punto que es una
verdadera tortura, a ciertas horas del día, ir del centro al norte y viceversa
. No tenemos vías rápidas que faciliten la circulación y, cuando hay una vía
mas menos expedita, no falta el conductor que se para a conversar con alguien
en una esquina, o a comprar cigarrillos, sin preocuparse por que esta
obstruyendo el trafico.
De esta forma, no podemos
pretender que, como conglomerado, se nos respete a nivel nacional, pues la
imagen que transmitimos es de desorden y desidia, lo cual, lamentablemente,
parece ser cierto.
FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@operamail.com
Noviembre 2011
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