ENTRE
COLUMNAS
DOBLE CARA
En estos días, los empleados de Bancolombia se han
visto vilipendiados por su propio presidente, Carlos Raul Yepes, quien ha
cuestionado de manera rimbombante, el que varios de sus asalariados se
aprovecharan de un error de almacenes Éxito y adquirieran unos nevecones, con
valor comercial de $4.000.000.oo, en $400.000.oo, valor por el cual salió
ofrecido en la pagina web de la cadena de almacenes de ese nombre.
El mencionado presidente se tomó el trabajo de
enviar a las directivos del Éxito una misiva en donde se dolía profundamente,
me imagino que con lagrimas incluidas, de la actitud aprovechada de sus
subalternos, quienes en un acto que el califica casi que de inmoral,
adquirieron el bien al menor precio.
Pero vamos que la cosa no es tan facilista como
pretende plantearlo el acongojado presidente de Bancolombia, pues al fin y al
cabo, se trató, error o no, de una oferta comercial que salió al publico y que
por tanto implicaba un principio de contrato que, simplemente, fue aceptado por
unos particulares, siendo por lo menos 70 de ellos, empleados de Bancolombia.
El dolido presidente, en un arrebato de dignidad,
envió sus lastimeros sollozos a través de la intranet de su compañía, logrando
de esa forma presionar a que varios de los empleados devolvieran la mercancía u
ofrecieran pagar la diferencia.
Loable gesto ético de un adolorido ejecutivo que me
hace pensar en la ética maniquea que plantea, pues si los principios morales y
casi que religiosos que utiliza para cuestionar a sus empleados fueran
aplicados en sus negocios financieros, los juzgados civiles no estarían
saturados de procesos hipotecarios.
Porque para nadie es un secreto que Bancolombia, al
igual que casi todos los bancos del país, usufructuó los vaivenes del mercado,
que disparó el valor del crédito hipotecario, hasta darse casos donde el
usuario terminaba pagando tres y cuatro veces el valor prestado, o en el peor
de los caos, perdiendo todo lo pagado, habida cuenta que los intereses nunca
paraban de subir y, sin importar cuanto pagara por el crédito, siempre seguía
debiendo.
Con esos mismo principios que entre gritos de dolor
por su moral golpeada, enarbola el digno presidente, se debieron reliquidar de
forma acorde a la realidad todos y cada uno de los créditos hipotecarios que
tenia a su haber, lo cual cuando ocurrió, fue solo por imposición judicial, y
no por que el sector financiero quisiera hacerlo.
Entonces, ante semejante hipocresía, no deja de
parecerme ridícula la lacrimógena carta que, a manera de reprimenda, envió a
todos sus empleados y que fue enseguida enarbolada como paradigma ético y
moral por otros gerentes y presidentes.
Aplausos para este ejecutivo, que lo que ha
logrado, y con creces, es demostrarnos que la doble moral no es exclusiva de
quienes están en las cárceles, sino que también campea en las altas esferas, y
con tanta fuerza que a esta hora se siguen escuchando los desgarradores
lamentos de un presidente de una compañía que, como casi todas las de ese
sector, no tuvo oídos para otros lamentos que provenían, y provienen, de muchos
sencillos ciudadanos que, en aras de cumplir el sueño de tener casa propia,
confiaron en la ética de un banco, para descubrir que esa ética solo es
aplicable si son el banco, o algunos de sus socios financieros, los
perjudicados.
FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@operamail.com
agosto 2012
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