domingo, 21 de julio de 2013

DOBLE CARA

ENTRE COLUMNAS

DOBLE CARA

En estos días, los empleados de Bancolombia se han visto vilipendiados por su propio presidente, Carlos Raul Yepes, quien ha cuestionado de manera rimbombante, el que varios de sus asalariados se aprovecharan de un error de almacenes Éxito y adquirieran unos nevecones, con valor comercial de $4.000.000.oo, en $400.000.oo, valor por el cual salió ofrecido en la pagina web de la cadena de almacenes de ese nombre.

El mencionado presidente se tomó el trabajo de enviar a las directivos del Éxito una misiva en donde se dolía profundamente, me imagino que con lagrimas incluidas, de la actitud aprovechada de sus subalternos, quienes en un acto que el califica casi que de inmoral, adquirieron el bien al menor precio.

Pero vamos que la cosa no es tan facilista como pretende plantearlo el acongojado presidente de Bancolombia, pues al fin y al cabo, se trató, error o no, de una oferta comercial que salió al publico y que por tanto implicaba un principio de contrato que, simplemente, fue aceptado por unos particulares, siendo por lo menos 70 de ellos, empleados de Bancolombia.

El dolido presidente, en un arrebato de dignidad, envió sus lastimeros sollozos a través de la intranet de su compañía, logrando de esa forma presionar a que varios de los empleados devolvieran la mercancía u ofrecieran pagar la diferencia.

Loable gesto ético de un adolorido ejecutivo que me hace pensar en la ética maniquea que plantea, pues si los principios morales y casi que religiosos que utiliza para cuestionar a sus empleados fueran aplicados en sus negocios financieros, los juzgados civiles no estarían saturados de procesos hipotecarios.

Porque para nadie es un secreto que Bancolombia, al igual que casi todos los bancos del país, usufructuó los vaivenes del mercado, que disparó el valor del crédito hipotecario, hasta darse casos donde el usuario terminaba pagando tres y cuatro veces el valor prestado, o en el peor de los caos, perdiendo todo lo pagado, habida cuenta que los intereses nunca paraban de subir y, sin importar cuanto pagara por el crédito, siempre seguía debiendo.

Con esos mismo principios que entre gritos de dolor por su moral golpeada, enarbola el digno presidente, se debieron reliquidar de forma acorde a la realidad todos y cada uno de los créditos hipotecarios que tenia a su haber, lo cual cuando ocurrió, fue solo por imposición judicial, y no por que el sector financiero quisiera hacerlo.

Entonces, ante semejante hipocresía, no deja de parecerme ridícula la lacrimógena carta que, a manera de reprimenda, envió a todos sus empleados y que fue enseguida enarbolada como paradigma ético y moral por otros gerentes y presidentes.

Aplausos para este ejecutivo, que lo que ha logrado, y con creces, es demostrarnos que la doble moral no es exclusiva de quienes están en las cárceles, sino que también campea en las altas esferas, y con tanta fuerza que a esta hora se siguen escuchando los desgarradores lamentos de un presidente de una compañía que, como casi todas las de ese sector, no tuvo oídos para otros lamentos que provenían, y provienen, de muchos sencillos ciudadanos que, en aras de cumplir el sueño de tener casa propia, confiaron en la ética de un banco, para descubrir que esa ética solo es aplicable si son el banco, o algunos de sus socios financieros, los perjudicados.



FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@operamail.com


agosto 2012

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