domingo, 21 de julio de 2013

LA GLORIA LLEGA EN BICICLETA

ENTRE COLUMNAS

LA GLORIA LLEGA EN BICICLETA

Hoy, cuando un colombiano reverdece los laureles del ciclismo nacional, la maquina del tiempo instalada en mi cabeza me traslada 30 años atrás y me hace paladear nuevamente la euforia por un deporte que, en principio me era desconocido.

A principios de los años 80, siendo aún un niño, vivía en la ciudad de Bogotá; lejos quedaba mi ardiente costa caribe y más lejos aún quedaban los triunfos de nuestros boxeadores y beisbolistas, quienes ya figuraban a nivel internacional.

En la paramuna capital esos logros no eran muy reconocidos y eran visto como algo distantes, lejanos y difusos; en pocas palabras, el altiplano cundiboyacense no los sentía como suyos, como si pertenecieran a otro país, a otro mundo.

Los héroes deportivos de esa región pertenecían a una disciplina distinta y aunque compartían con mis primeros ídolos su origen de pobreza y necesidades, eran mirados con mayor aprecio por el ciudadano común, el de ruana, pues estos últimos se identificaban con ellos.

Era una época difícil, donde aún existía mucha discriminación, donde de Boyacá se decía que solo producía tres cosas: Papa, policías y empleadas domésticas; pero había algo más que esa tierra producía de forma natural, y eran (y son) los ciclistas.

En ese entorno comencé a escuchar la radio y aprendí a conocer los héroes que, montados sobre dos ruedas, hacían sonar el nombre de Colombia en las carreteras del mundo, y aunque el mítico Cochise ya había partido a Europa, a mí no me decía mucho, pues no viví sus triunfos.

En ese momento de mi vida, nuestros ciclistas eran vistos con respeto en toda América latina y el Caribe; aun no se nos mencionaba en el norte y muy poco en Europa, pero ya éramos asiduos visitantes exitosos en la Vuelta al Táchira, Vuelta a Costa Rica, Rutas de México, Vuelta a Guadalupe, Vuelta a Martinica y una muy especial: la Vuelta Chile, prueba que menciono porque fue en esas tierras australes donde surgió el apodo que distingue a nuestros pedalistas, el de Escarabajos.

Hacia 1982 ya me había convertido en un experto en materia de ciclismo y además, toda la región vibraba con los triunfos de esos menuditos campesinos, surgidos de las veredas mas desconocidas de los andes, quienes con sacrificio lograban derrotar a figuras del ciclismo aficionado en toda competencia donde se hacían presente. Carrera amateur que se respetara tenía que contar con un equipo de escarabajos presto a dar el espectáculo en cuanto las carreteras se inclinaran.

Mi corredor favorito era José Patrocinio Jiménez, oriundo de Ramiriquì, y quien lideró la primera excursión colombiana al Tour De Francia, en 1984; el viejo Patro, como le decían, ya había sido figura en pruebas aficionadas en Europa y con Alfonso Florez, habían derrotado a las estrellas de Europa en pruebas de una semana, pero ahora se enfrentaban a la máxima exigencia de las pruebas por etapas, y en sus maletas llevaban las ilusiones de todo un pueblo.

En la región central, a los obreros de la construcción, desconozco porque motivo, se les llama “rusos”, y ese era Patrocinio, un “ruso” que había cambiado el palustre por una bicicleta y se había abierto camino por todo el continente a punta de pedalazos.

Recuerdo perfectamente cómo se formó el equipo, como comenzaron a recorrer carreteras del altiplano con el uniforme que los distinguía; recuerdo haber visto pasar frente a mi colegio a un grupo de ellos, y como, en medio del recreo de la mañana, todos los estudiantes suspendieron sus juegos para ver el fugaz paso de los héroes de la bielas a quienes casi ni el rostro conocíamos, solo sus nombres, porque aún eran los tiempos de la radio y la televisión era una aventura por descubrir.

Y entonces viví, con muchos otros de mi generación, las carreras de Europa; nuestros héroes se batían de tú a tú con las figuras mundiales. Si, esos campesinos boyacenses y cundinamarqueses, santandereanos y paisas, que apenas veían un micrófono saludaban a su mama, podían pelear carreras en Europa, podían humillar a los ciclistas que considerábamos de otro mundo y lo que era aún mejor, podían ganar, si, GANAR, en mayúsculas.

La victoria de Patro en el Tourmelet, la cima principal del Tour de Francia de aquel año, encendió una euforia como nunca había vivido y que tal vez nunca se vuelva a sentir de igual manera, pues hoy, con un compatriota triunfando en carreteras de Europa, he revivido muchas de esas emociones, pero jamás he vuelto a sentir aquellas sensaciones de despertar a las 6 am, prender el radio y descubrir que un escarabajo estaba liderando la etapa, alcanzando la gloria sobre una bicicleta

FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@operamail.com

julio 2013

ORDEN URBANO

ENTRE COLUMNAS

ORDEN URBANO

Uno de los elementos necesarios para que una ciudad progrese, de forma coherente y ordenada, es el orden.

El orden urbanístico va mas allá de trazar vías o delimitar manzanas; implica una coherencia en el desarrollo urbano, que conduce a que la ciudadanía identifique plenamente las zonas de la ciudad y la forma de acceder a ellas, facilitando los medios de transporte y las vías necesarias para tal efecto; todo esto debe ir aparejado con la certeza de que las sociedades son cambiantes y la ciudad debe adecuarse a las nuevas necesidades sociales.

Nuestra ciudad, en la época actual, tiene una carencia absoluta de todos estos elementos, y vallamos por partes para verlo claro:

Comencemos por señalar que en Barranquilla se da un fenómeno generalizado de irrespeto al sector residencial. En cualquier esquina surge un negocio o tienda de barrio, una taberna , un almacén, una discoteca o un restaurante, sin que nadie diga nada al respecto.

De esa forma han sido colonizados, por el sector comercial, muchas zonas de la ciudad que estaban en principio, destinados y diseñados como residenciales, sin que se tengan en cuenta las necesarias vías de acceso o los espacios de parqueo. Así las cosas, se presenta una lucha constante entre las familias que residen en el sector y los comerciantes que, de forma inmisericorde, convierten las vías laterales en su parqueadero privado, luego de adecuar y agotar los andenes para tal fin.

Y ya que mencionamos el parqueo, nuestra ciudad es el mayor parqueadero a cielo abierto del país. El ciudadano conductor parece entender que el anden esta diseñado y sirve para tal fin y ninguna autoridad parece apersonarse de este hecho, habiendo sectores donde incluso, los andenes son utilizados por compraventas de vehículos como salas de exhibición y ventas.

A eso debemos agregar que cualquier calle de la ciudad, de un momento a otro, se convierte en taller de mecánica, en donde llegan los vehículos y tranquilamente, son abiertos, desarmados y vueltos a armar.

De los vendedores ambulantes ni hablemos; toda esquina es buena para montar un negocio, ocupándose el espacio destinado a los transeúntes, y en algunos casos, hasta la propia calle, dándose apenas ocasionales e intrascendentes intentos de la autoridad para remover los ilegales ocupantes.

En los andenes se montan restaurantes, con cocina de gas incluida, sin las medidas higiénicas mínimas y con un alto riesgo para la ciudadanía, dados los elementos necesarios, pipetas de gas, para cumplir su labor.

En cuanto a los semáforos, estos se convirtieron en un centro de asistencia social, en donde cada quien acude con su particular lamento a pedir dinero, y hasta se enojan si no se les da.

Que quede claro algo; no pretendo desconocer las necesidades sociales, sino simplemente señalar que esa no es la forma ni el lugar para pretender subsanar esas falencias.

Pero en donde falla en mayor extensión nuestro desarrollo urbano es en las vías y el transporte publico.

Muy a pesar del proyecto Transmetro, se presenta una resistencia, que algunos llaman inercia social, al cambio. A muchos no les gusta que los buses paren en sitios predeterminados, y pretenden que continué el obsoleto sistema de transporte urbano que imperaba de forma exclusiva, con el tema de los relojes y sin paraderos.

Finalmente tenemos que esta ciudad hace rato desbordo la capacidad de sus calles, al punto que es una verdadera tortura, a ciertas horas del día, ir del centro al norte y viceversa . No tenemos vías rápidas que faciliten la circulación y, cuando hay una vía mas menos expedita, no falta el conductor que se para a conversar con alguien en una esquina, o a comprar cigarrillos, sin preocuparse por que esta obstruyendo el trafico.

De esta forma, no podemos pretender que, como conglomerado, se nos respete a nivel nacional, pues la imagen que transmitimos es de desorden y desidia, lo cual, lamentablemente, parece ser cierto.

FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@operamail.com


Noviembre 2011

NAVIDAD

ENTRE COLUMNAS

NAVIDAD

La celebración del 25 de diciembre, por lo menos en el mundo cristiano, esta lleno de símbolos alegóricos y por ello, es bueno recordar que el cristianismo, en sus diferentes vertientes, nutrió su tradición, desde sus orígenes, en muchas costumbres paganas, que fueron tomadas de las regiones y culturas que la nueva fe iba colonizando.

La propia palabra Navidad procede del latín nativitas, que significa nacimiento. Esta fiesta era la del solsticio de invierno, el 21 de diciembre, día más corto del año en el hemisferio Norte, que señala el punto de partida del renacimiento del sol, pues a partir de esa fecha los días, poco a poco, tendrán mas presencia del astro rey.

Los romanos la llamaron la fiesta del Sol Invictus, ya que la luz solar derrotaba a la oscuridad, lo cual es fácilmente asociable con la victoria del bien sobre el mal. Así, los romanos iniciaban el 25 de diciembre una celebración de 12 días que culminaba el 6 de enero, en donde se realizaban banquetes nocturnos y se intercambiaban regalos.

Esta breve descripción de las fiestas romanas es evidentemente muy parecida a nuestras actuales tradiciones navideñas.

Pero, ¿cómo una fiesta romana se convirtió en la navidad que conocemos? En el año 354, la entonces naciente iglesia cristiana, fijo como fecha de nacimiento de Jesús el 25 de diciembre, haciéndolo coincidir con las fiestas paganas, para de esa forma apropiar para la fe dicha celebración y poder tomar posesión del espacio religioso.

Si esto le suena descabellado a usted, amigo lector, simplemente tómese el trabajo de averiguar en la Biblia cuando fue realmente el nacimiento de Jesús y se encontrara mas de una sorpresa.

Pasando a otra tradición navideña, tenemos el árbol de navidad, elemento de origen eminentemente nórdico, que era utilizado como símbolo del dios frey, figura que representaba la lluvia, el sol naciente y la fertilidad, y reunía una serie de creencias entre las cuales se destaca que la copa del árbol representa el cielo, paraíso o valhalla y sus raíces el infierno.

Sin embargo, mas allá del origen de los símbolos navideños, sean estos paganos o cristianos, está el espíritu que acompaña estas fechas.

Desde tiempo inmemorial esta época del año se asoció con alegría, felicidad, progreso y cambios, con buenas obras y reunión familiar, haciendo que la temporada decembrina sea la  mas esperada del año para muchos, ya sea porque la navidad representa un punto alto en su creencia religiosa, o porque simplemente representa la época de descanso luego del arduo trabajo de todo el año.

Aparte de ello, indistintamente para todos, la navidad representa esperanza, y asociada con el nacimiento de Jesús, brinda a la cristiandad la seguridad que Dios no se ha a olvidado de nosotros.
Por todo esto, y aparte de su origen, debemos tomar estos días con la mayor alegría, albergando en nuestros corazones la esperanza de que las cosas pueden ser aun mejores y que el futuro será promisorio.

Así que, para todos, una feliz navidad, un feliz solsticio o simplemente el deseo que vuestras vidas sean mas felices y prosperas.

FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@operamail.com


diciembre 2011

MATRIMONIO HOMOSEXUAL

ENTRE COLUMNAS

MATRIMONIO HOMOSEXUAL

La sociedad occidental, tras siglos de luchas políticas y sociales, ha moldeado unos principios de igualdad y libertad que se pregonan naturales, universales, irrenunciables e inalienables.

Característico de ese desarrollo evolutivo de derechos es que, una vez abierta una puerta, es imposible volver a cerrarla. Entre esas puertas abiertas se encuentran la libertad y la igualdad y, como en cualquier tragedia griega, en donde ninguna felicidad es eterna y ningún privilegio es absoluto, al abrir esa puerta, pasaron por ella ciertos pequeños demonios que inmediatamente comenzaron a danzar a nuestro alrededor, quitandole el sueño y la tranquilidad a quienes los liberaron.

Me refiero a la igualdad de derechos de la comunidad homosexual frente a la Ley, pero sobretodo, frente a la sociedad en general.

El ultimo fallo de la Corte Constitucional al respecto, dio vía libre al matrimonio entre personas del mismo sexo, pero curiosamente, olvidó mencionar que el reconocimiento y, entre comillas, legalización de estas situaciones de hecho, que hace rato se vienen dando en nuestro medio, no era el fin del camino, sino apenas el comienzo de la jornada.

Por que una cosa es decir que existe el matrimonio homosexual, y otra, mas delicada, es el cumulo de derechos que nacen del reconocimiento legal de esa unión de pareja, tales como la posibilidad de solicitar inseminaciones in vitro, adopciones, abortos terapeuticos y toda una gama de posibilidades legales que nadie se imaginaba.

¿Podrá una pareja mujer-mujer solicitar a su EPS que una de ellas sea fertilizada in vitro?, ¿la obligamos a que acceda carnalmente a un varón para poder procrear? Y una vez embarazada y nacido el fruto del acceso carnal,¿quien es legalmente el padre? Por que recuerden que según nuestra legislación actual, el hijo de mujer casada se presume del esposo, pero como lo que tiene es esposa, ¿a quien demandamos por inasistencia alimentaria?

Ahora miremos el caso de una pareja hombre-hombre: ¿tienen derecho a solicitar un menor en adopción?, ¿podrá el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar negar esa adopción sin incurrir en discriminación? ¿se les da en adopción una niña o un niño?.

Ni hablemos del caso en que dos menores, ambos homosexuales, deseen contraer matrimonio ¿puede negarseles ese derecho?

Como ven, desde el punto estrictamente legal, el asunto da para que los tratadistas nos regalen varios tomos, para que la jurisprudencia abra nuevos campos de estudio y las facultades de derecho establezcan cátedras especializadas.

Y eso es lo de menos, por que el real problema surge de la aceptación o rechazo social que esas situaciones generen, así como el impacto que reciban los menores de edad que estén de por medio, o es que nadie se ha preguntado ¿que pensara un niño criado por una pareja homosexual al descubrir que los padres de sus compañeros son de sexos diferentes?

No es una idea fácil de digerir, por que muchos de nosotros, padres de familia, nos veremos avocados a compartir y departir con padres homosexuales en los colegios. Y entonces surgen mas interrogantes: ¿mandaremos a nuestro hijo a hacer las tareas en la casa del compañero cuyos padres son hombre-hombre?, ¿y a nuestra hija donde los padres sean mujer-mujer?

Es que, mas allá del repudio o aceptación que cada uno de nosotros sienta por las parejas homosexuales, el hecho real es que existen y van a aumentar en numero, tendremos que convivir con ellas, y nuestros hijos crecerán viéndolas como un elemento mas del paisaje social.

Entonces vayamos haciéndonos a la idea, ya que serán situaciones que, de aquí en adelante se volverán cotidianas, por que, como en la mitología griega, la caja de Pandora ya se abrió, y en ella solo quedó la esperanza de que nuestra sociedad asimile, de la mejor manera posible, este nueva realidad en la que vivimos.

FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@operamail.com


Noviembre 2011

IUS VARIANDI Y CAPACITACIÓN

ENTRE COLUMNAS

IUS VARIANDI Y CAPACITACIÓN

Para ilustración de aquellos que no conozcan el termino que sirve de titulo a esta nota, el ius variandi es la facultad que tiene el empleador o patrón de alterar las condiciones de trabajo en cuanto al modo, lugar, cantidad o tiempo del mismo, en virtud del poder subordinante que ejerce sobre sus trabajadores, siendo ejemplo de ello el cambio de lugar de trabajo o la modificación de la jornada laboral, teniendo en cuenta que "habrá de preservarse el honor, la dignidad, los intereses, los derechos mínimos y la seguridad del trabajador" (Corte Constitucional. Sentencia T-407 del 5 de junio de 1992.)"

Pese a estas limitantes, es constante en nuestro medio, el encontrar empresas que pretenden disponer de los trabajadores como si los contratos laborales fueran una especie de servidumbre medieval, en donde el siervo estaba obligado a satisfacer todo capricho del señor feudal, incluyendo el “derecho de pernada”, que era la posibilidad que en la noche de bodas del siervo, el caballero feudal ocupara el lugar del recién casado.

Pues bien, en la era actual, el abuso del ius variandi por parte de las empresas, se evidencia en la presión constante que los empleadores y sus representantes ejercen sobre los trabajadores, buscando utilizar el tiempo libre de estos para su beneficio, sin tener que pagar por ello.

La legislación moderna ha establecido que todo servicio que el trabajador presta por fuera de su horario habitual de trabajo debe ser remunerado, máxime si ese tiempo se destina a beneficiar los intereses de la empresa; esto así, por que debemos recordar que el trabajador solo tiene la obligación, a cambio del sueldo que recibe, de destinar las 8 horas de trabajo a su empleador, y nada mas

Sin embargo, cuando de horas extras se trata, los empleadores se arropan de cualquier sofisma para no tener que pagar y como ejemplo tenemos frases que son célebremente odiadas por los trabajadores: “es una colaboración con la empresa”; “se está cerrando el mes”, “es una capacitación”.

Lo curioso y particular es que estas frases jamás se usan dentro de la jornada ordinaria, sino que aparecen como por arte de magia cuando el trabajador se dispone a disfrutar de su tiempo libre, y entonces vemos que muchas empresas se inventan reuniones de trabajo a las 7 de la mañana, a la hora del almuerzo o después de 6 de la tarde.

Otras, se inventan los famosos cierres de mes o de semana o de periodo de producción, el cual, no sabemos por qué motivo, no se puede realizar en el horario de trabajo sino, que casualidad, en el tiempo libre del empleado.

Pero la peor de todas, por ser la más insidiosa, es el manido cuento de las capacitaciones.

Al respecto, primero debemos recordar que, por disposición legal, artículo 21 de la Ley 50 de 1990, en las empresas con más de cincuenta trabajadores que laboren cuarenta y ocho horas a la semana, éstos tendrán derecho a que dos horas de dicha jornada, por cuenta del empleador, se dediquen exclusivamente a actividades recreativas, culturales, deportivas o de capacitación.

A la sazón, si dos horas de cada semana, o la acumulación de ellas, están destinadas por ley a actividades, entre las que se cuenta la capacitación, ¿Por qué debe ocuparse el tiempo libre del trabajador para capacitarlo en beneficio de la empresa?

El otro día, estando en una de las cajas de compensación que operan en la ciudad, me encontré con que, siendo las 9 pm, en uno de sus salones se estaba dictando una de esas famosas capacitaciones.

No aguante la curiosidad, y cuando uno de los asistentes salió a tomar un refrigerio, que se me antojó bastante mezquino viendo la hora que era, le pregunte si ese tiempo se los pagaban. La rotunda y molesta respuesta fue que no, pero agregó algo que me hizo reír como loco: “debe ser muy cretino el jefe que crea que a esta hora, sin paga y con hambre, alguien está prestando atención a la conferencia”

Tiene razón ese pobre trabajador, que dijo vivir en el municipio de Soledad, y ya estaba calculando que llegaría a su casa a las 11pm, a preparar un trabajo sobre la cacareada capacitación.

Y es que sumen lo siguiente: el empleado trabajó sus 8 horas, y debe sumársele las 3 horas que llevaba en capacitación, mas una hora mas de trabajo en su casa, lo cual da un total de 12 horas de servicios, de las cuales, un tercio jamás le serán pagadas.

Entonces esa empresa, cuyo nombre omito, pero que irónicamente posee uno que hace referencia a su labor social (mas risas) no solo esta omitiendo cumplir la ley, en lo que al tiempo de capacitación se refiere, sino que además le está ROBANDO a sus empleados, la tercera parte del servicio que le prestan.

Eso no es ejercicio del ius variandi, es simplemente una perversa forma de explotación, en donde al trabajador se le niega su sagrado derecho a disfrutar de su tiempo libre, se le niega el compartir con su familia y lo que es peor, se le convierte en un esclavo feudal, atrapado bajo el disfraz de una supuesta estabilidad laboral, en donde el siervo se ve obligado a ceder hasta su alma, a cambio de un pírrico cheque mensual

FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@operamail.com


junio 2012

HÉROE DE ÉBANO

ENTRE COLUMNAS

HÉROE DE ÉBANO

En la época en que todavía muchos colombianos esperaban que algún día su radio fuera un Philips, las hondas hertzianas nos trajeron la noticia que un hijo del caribe, nacido en un pueblo desconocido para casi todos, había conquistado para Colombia un titulo mundial.

No era la primera vez que nuestros deportistas nos daban una alegría; en esos días, finales de 1972, ya el beisbol había conseguido dos campeonatos mundiales, teníamos medallas olímpicas y nuestros ciclistas ganaban cuanta prueba aficionada había en américa.

Sin embargo, ninguno de esos triunfos se grabó en la mente de todo nuestro pueblo como lo hicieron las victorias que, un árbol de ébano hecho hombre, consiguiera a punta de trompadas por todos los cuadriláteros del mundo.

Su nombre de pila, Antonio Cervantes, tal vez no diga nada, pero su nombre de combate, Pambelé, rememora toda una época de la historia deportiva de Colombia.

Para ese entonces, un televisor era un lujo que muy pocos podían darse, por lo que el radio era aun el centro de la sala familiar, punto de reunión obligado para escuchar las primeras batallas libradas por el nacido en San Basilio de Palenque.

Cuando Pambelé logro ser campeón mundial, la incredulidad que los seguidores del boxeo había sentido por su segundo intento de llegar al titulo, se convirtió en alegría desbordante cuando los narradores del momento, al borde de las lagrimas, nos contaban a través de un micrófono que este gladiador había logrado lo impensable: ser campeón mundial.

Pambelé se convirtió en el paradigma deportivo del momento, una persona del común que lograba salir adelante en una de las profesiones mas duras del mundo, en donde la sangre era sinónimo de victoria o derrota, donde el dolor era aceptado con estoicismo y el hambre era el aliciente que cada día te recordaba que, si no triunfabas, volvería a ser tu indeclinable compañera hasta tu muerte.

La carrera deportiva de Pambelé, que termino anticipadamente fruto del mal manejo de la fama y el dinero, le mostró a todo una generación que el éxito podía ser alcanzado, que había formas de salir adelante, y que si había que sangrar un poco en el camino, pues había que aceptarlo porque de otra forma, volverías a tu olvidado pueblo, a tu barriada miserable, donde vivirías el resto de tu vida tratando de conseguir la comida de cada día.

El hoy miembro del Salón de la Fama del Boxeo mundial, representó el viaje que, hacia la prospera Venezuela Saudita, emprendieron muchos colombianos del caribe, con la esperanza de labrarse un futuro para ellos y sus familias.

Eran lo tiempos en que cruzar hacia el país de los Bolívares era la esperanza financiera para muchos, cuando el sueño americano aun no era objetivo y cuando casi todas las familias de la costa esperaban que llegara diciembre para que los primos que venían del otro lado de la raya, vinieran a compartir el fruto de su éxito.

En ese ambiente social, los puños de Pambelé lo resumían todo: había viajado a Venezuela por necesidad, y a golpes, había logrado que la diosa fortuna lo acompañara, al menos por un tiempo.

Recordar los días en que Pambelé boxeaba, es ver a todo un pueblo alrededor de un radio o un televisor, presenciando un evento que para muchos, eran sus anhelos y deseos vividos a través de ese ídolo, de ese ser humano con el que se identificaban, por que lo sentían cercano, por que lo habían visto, por que lo habían conocido, por que habían recorrido las mismas calles, por que habían estado en los mimos sitios, por que hablaba igual que ellos… por que era uno mas de ellos.

Sus victorias fueron la alegría de todo un pueblo, sus derrotas, el lamento de toda una región y el recuerdo de su epopeya, la esperanza de todos aquellos a los cuales su origen les niega constantemente la entrada a la tierra prometida.

Dos generaciones después, su nombre sigue vigente por que simple y llanamente, muy pocos han logrado lo que él logró, de la forma que lo logro, y en las circunstancias que lo logró, y por qué al fin y al cabo, y en sus palabras, “es mejor ser rico que pobre”

FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@operamail.com

noviembre 2012

EL VIRUS DEL CARNAVAL

ENTRE COLUMNAS

EL VIRUS DEL CARNAVAL

Así como  existen  enfermedades que le amargan la vida al hombre, existen otras que se la alegran.

El carnaval es una de esas enfermedades, que a medida que se acerca el mes de febrero, se va propagando cual pandemia que va inoculando a toda una ciudad.

Algunos de los infectados padecen la enfermedad durante cuatro días pero otros, nunca logran reponerse de esa dolencia y durante el resto de su vida padecerán los síntomas de alegría y jolgorio que caracteriza ese virus que se llama carnaval.

Ellos son los que cada doce meses salen a las calles de Barranquilla a mostrar cuan enfermos están, y como aquel paciente cínico quieren, deambulando disfrazados por las calles, infectar a todo el que se cruce con ellos y por eso, las zonas de riesgo de infección varían según donde se presenten las danzas y comparsas.

Son ellos quienes realmente sostienen las tradiciones carnestolendicas por que son ellos y mas nadie, los que llevan a sus espaldas mas de un siglo de tradición carnavalera, pues el virus del dios Momo no solo se contagia por contacto, sino por vía genética, ya que en algunos casos, son generaciones enteras de una misma familia quienes reproducen los síntomas que enorgullecen a dichos pacientes.

Los caracteriza además, el deseo de no dejarse curar, aunque muchos no infectados lo intenten, arrojándoles espuma con olor a perfume, la cual simplemente los paraliza por un momento, o les arruina el maquillaje, que es otro de los síntomas del mal.

Sin embargo, y pese a ello, siguen adelante, por encima de las faltas de respeto de esos padres desconsiderados que se empeñan en darle a sus hijos un tarro de espuma, garantizando así que su prole no se infecte de carnaval, pero no logrando curar a quienes ya están infectados.

Es en ocasiones la propia organización del carnaval la que intenta curar ese endémico mal, cuando organiza eventos de forma improvisada, poniendo en riesgo la integridad física de los enfermos, como cuando, en reciente guacherna, encajonaron en una cuadra a todos los grupos danzantes, tal vez queriendo así contener el riesgo de infección, pero no contaron con que los contagiados se sobreponen a todo eso, para seguir adelante propagando su enfermedad.

Por que pese a que muchos no se den cuenta, esa enfermedad llamada carnaval hace parte del espíritu de Barranquilla, está atada a su alma y esencia, y tan arraigada en el corazón del currambero, que cuando por esos azares del destino, alguno de nosotros se encuentra lejos, en otras latitudes, el sábado de carnaval nuestra mente viaja hasta la Vía 40 y rememora aquellos momentos de alegría cuando, enfundados en un disfraz, o acomadados en un palco con papayera a bordo, disfrutamos por última vez de un episodio más de nuestra dolencia preferida, el carnaval de Barranquilla.

Y para terminar, una anécdota de lo que es el espíritu barranquillero en carnaval.

El viernes pasado asistí a un evento dentro del Estadio Romelio Martínez con un grupo de amigos.

Bien entrada la noche y ante el elevado consumo, un vendedor de cerveza, al ver que se le agotaba el producto, se vio obligado a dejar solo el negocio. Casi que inmediatamente comenzó a llegar clientela que requería cerveza y no había quien se la surtiera.

Uno de esos personajes mostro la clara intención de aprovechar la ausencia del vendedor y tomar algunas latas sin pagar. En ese momento, el doctor Cesar Meza, quien hacia parte de mi grupo, se puso al frente de las neveras de icopor y comenzó a vender cerveza a nombre del humilde comerciante quien no aparecía, y cuando llega, con sorpresa encuentra a nuestro amigo administrando el negocio.

Mi querido hermano Cesar, espero que cuando llegues a magistrado, conserves ese noble y honrado espíritu que te caracteriza y que demuestra que el barranquillero es un ser especial y diferente y por eso hace de su fiesta algo único en todo el mundo.

FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@operamail.com


febrero 2012

EL SÍNDROME DE LA PAZ

ENTRE COLUMNAS

EL SÍNDROME DE LA PAZ

Síndrome, definido como el conjunto de fenómenos que caracterizan una situación determinada, o como el conjunto de síntomas característicos de una enfermedad, es la mejor forma de describir algunas reacciones que se han suscitado, a raíz de la última carta abierta, dada a conocer por el grupo guerrillero subsistente en nuestro país.

Para poder entender esto, debemos remontarnos a mediados de la década de los 80, cuando el gobierno de turno asumió como bandera la Paz, y en un gesto unilateral, repartió amnistías y liberó presos, sazonado todo esto con una buena dosis de publicidad mediática, al punto de poner a todo el país a pintar palomas en calles, plazas, colegio y universidades.

Se nos dio a entender que con esos gestos, unos de perdón y otros de imagen, se conseguiría la Paz.

Y aunque ahora suene absurdo, ridículo e infantil el hecho de pintar pajaritos por doquier como solución a los problemas de la nación, muchos se convencieron, y por lo visto siguen convencidos, que la convivencia y armonía nacional se logran con las concesiones que ofrezca una sola de las partes enfrentadas.

No de otra forma se entiende que 15 años después, otro gobierno, hubiera llegado a la conclusión que para poder lograr la Paz, se debía ceder parte del suelo nacional para así, en un territorio sin Ley, lograr el respeto a la Ley, y por esa vía, la sana convivencia.

Eso nos demuestra que una de las características del anotado síndrome es la falta de memoria pues resulta sorprendente que, ante la evidencia de ambos casos culminando en desastre, pretendan ahora repetir la experiencia entremezclando dialogo y concesiones, sin que una de las partes, nuevamente, ponga nada sobre la mesa.

Esto nos lleva a pensar que otra característica destacable del anotado síndrome es la desaparición de la capacidad de medir las reales consecuencias de dichas concesiones  y la falta de equilibrio entre lo que se da y lo que realmente se nos ofrece a cambio.

Y antes que me toquen el hombro, es bueno señalar que en algunos casos los procesos de Paz si dieron resultados concretos, o si no miren quien es el alcalde de Bogotá, pero también se debe resaltar la ideología que imperaba en los grupos que se desmovilizaron.

El desaparecido magistrado Manuel Gaona Cruz, muerto en los hechos del Palacio de Justicia, al frente de una plaza llena de palomas, opinaba que para poder dialogar con los grupos guerrilleros debía entenderse primero cual era el objetivo político y militar de cada uno de ellos.

El sostenía que el M-19 era un grupo que quería acceder al poder sin acabar con el Estado, sino modificando algunas de sus estructuras, para así poder lograr sus objetivos sociales; tenía razón, pues los integrantes de este grupo que se acogieron a las políticas de reinserción, han participado con éxito en la política nacional, y en muchos casos han dejado una huella indeleble y sana en nuestra historia. Sobra decir que hay excepciones, pero son las menos.

En cambio, respecto del grupo aun vigente, decía que su objetivo era acceder al poder por la fuerza, acabando con el Estado y sustituyéndolo por otro modelo político.

La cuestión es que, si esa concepción ideológica no ha cambiado, no importara cuantas concesiones se hagan, ni cuantas facilidades se otorguen, pues el objetivo primario sigue siendo el mismo.

Entonces, cuando se escucha que, por enésima vez, se pretende usar a los seres humanos como elemento de negociación, se ve claramente que la concepción sigue siendo la misma, y que por tanto, el trato que se les debe dar no debe modificarse hasta tanto no se modifique de manera clara y expresa su norte ideológico.

Por lo tanto, mientras no se supere el síndrome de la Paz, y algunos sigan creyendo que se debe y se puede sacrificar a toda la nación en aras de las pretensiones de unos pocos, debemos ser cuidadosos, no sea que los cantos de sirena, entonando la Paz, vuelvan a adormecernos, y se nos lleve a un nuevo desastre como los arriba anotados.

Se puede volver al dialogo, pero sobre bases concretas, partiendo de unos requisitos mínimos para acceder a la mesa de negociación, sin concesiones absurdas y negando de principio la vida humana como moneda de intercambio, se deben fijar metas y etapas, con tiempos máximos de gestión, y sobre todo, se debe tener claro que es el Estado el que conduce la negociación, y no un invitado mas a la mesa.

De lo contrario, terminaremos, nuevamente, pintando pajaritos preñados.

FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@operamail.com


Enero 2012

DOBLE CARA

ENTRE COLUMNAS

DOBLE CARA

En estos días, los empleados de Bancolombia se han visto vilipendiados por su propio presidente, Carlos Raul Yepes, quien ha cuestionado de manera rimbombante, el que varios de sus asalariados se aprovecharan de un error de almacenes Éxito y adquirieran unos nevecones, con valor comercial de $4.000.000.oo, en $400.000.oo, valor por el cual salió ofrecido en la pagina web de la cadena de almacenes de ese nombre.

El mencionado presidente se tomó el trabajo de enviar a las directivos del Éxito una misiva en donde se dolía profundamente, me imagino que con lagrimas incluidas, de la actitud aprovechada de sus subalternos, quienes en un acto que el califica casi que de inmoral, adquirieron el bien al menor precio.

Pero vamos que la cosa no es tan facilista como pretende plantearlo el acongojado presidente de Bancolombia, pues al fin y al cabo, se trató, error o no, de una oferta comercial que salió al publico y que por tanto implicaba un principio de contrato que, simplemente, fue aceptado por unos particulares, siendo por lo menos 70 de ellos, empleados de Bancolombia.

El dolido presidente, en un arrebato de dignidad, envió sus lastimeros sollozos a través de la intranet de su compañía, logrando de esa forma presionar a que varios de los empleados devolvieran la mercancía u ofrecieran pagar la diferencia.

Loable gesto ético de un adolorido ejecutivo que me hace pensar en la ética maniquea que plantea, pues si los principios morales y casi que religiosos que utiliza para cuestionar a sus empleados fueran aplicados en sus negocios financieros, los juzgados civiles no estarían saturados de procesos hipotecarios.

Porque para nadie es un secreto que Bancolombia, al igual que casi todos los bancos del país, usufructuó los vaivenes del mercado, que disparó el valor del crédito hipotecario, hasta darse casos donde el usuario terminaba pagando tres y cuatro veces el valor prestado, o en el peor de los caos, perdiendo todo lo pagado, habida cuenta que los intereses nunca paraban de subir y, sin importar cuanto pagara por el crédito, siempre seguía debiendo.

Con esos mismo principios que entre gritos de dolor por su moral golpeada, enarbola el digno presidente, se debieron reliquidar de forma acorde a la realidad todos y cada uno de los créditos hipotecarios que tenia a su haber, lo cual cuando ocurrió, fue solo por imposición judicial, y no por que el sector financiero quisiera hacerlo.

Entonces, ante semejante hipocresía, no deja de parecerme ridícula la lacrimógena carta que, a manera de reprimenda, envió a todos sus empleados y que fue enseguida enarbolada como paradigma ético y moral por otros gerentes y presidentes.

Aplausos para este ejecutivo, que lo que ha logrado, y con creces, es demostrarnos que la doble moral no es exclusiva de quienes están en las cárceles, sino que también campea en las altas esferas, y con tanta fuerza que a esta hora se siguen escuchando los desgarradores lamentos de un presidente de una compañía que, como casi todas las de ese sector, no tuvo oídos para otros lamentos que provenían, y provienen, de muchos sencillos ciudadanos que, en aras de cumplir el sueño de tener casa propia, confiaron en la ética de un banco, para descubrir que esa ética solo es aplicable si son el banco, o algunos de sus socios financieros, los perjudicados.



FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@operamail.com


agosto 2012

DIGNIDAD CARIBE

ENTRE COLUMNAS

Dignidad Caribe

De vez en cuando, toda sociedad vive situaciones que, aunque puedan parecer pueriles,  despiertan ciertos sentimientos que, como el patriotismo, el orgullo nacional o regional, mueven a las masas y las unifican en torno a un ideal.

La nuestra, la región Caribe, sintió hace pocos días uno de esos efectos, atado a un éxito deportivo.

No, no soy el mayor fanático del Junior, casi nunca voy al estadio y ni siquiera me sé la alineación titular, pero el día que la prensa bogotana dio por muerto a nuestro equipo, sentí brotar de mi interior toda la furia de persona ofendida, lo que me hizo vivir ese partido frente a Millonarios como si fuera la final del mundial.

Sin quererlo, y por ignorancia, los periodista capitalinos activaron los sentimientos atávicos del caribeño y sacrificaron a su equipo, pues se metieron, en palabras del desaparecido Alvaro Cepeda Samudio, con “la querida de Barranquilla”; y no hay costeño machista que acepte una palabra en contra de “la otra”

Pero mas allá de lo deportivo o lo folclórico, se disparó la dignidad Caribe de toda una sociedad, que se sintió menospreciada y despreciada o, mas bien, recordó el trato despectivo al que ha sido sometida por la realeza paramuna.

Y traigo el tema a colación, porque da lástima leer en la prensa local, los lamentos de nuestros políticos ante el trato desigual que presupuestalmente se nos da, comparado con otras regiones.

Son esos mismos políticos los que, como en la tradición de La Alhambra, lloran como mujeres lo que no han sabido defender como hombres, cuando ante el menor siseo cachaco, caen de rodillas como si el mismísimo Dios hubiera bajado a regañalarlos.

Da grima ver como se ponen nuestros líderes cuando tienen que presentarse ante las autoridades nacionales o, tragedia de tragedia, reciben una visita de unos seres extraterrestres que con el arma del acento y la corbata, los someten cual bebes ante sus madres.

Muchos hemos visto esas reacciones tan deprimentes, y son pocos los políticos regionales que tienen el suficiente valor y dignidad para enfrentarse de tu a tu con sus pares (si, sus iguales, ni mas ni menos) de forma que hagan valer los intereses de toda una región que, entre otras cosas, dio a todo el país acceso al mundo, cuando en Bogotá y no hasta hace mucho, creían que Colombia terminaba en Zipáquira.

Pero no basta con lamentarse; la cuestión es que hacer al respecto. Y para ello es necesario implantar mecanismos educativos que le enseñen a nuestra juventud el valor real que tenemos, nuestra participación en la historia patria y que además destaque a aquellas figuras que, nacidas en nuestras ciudades y pueblos, han dado lustre al nombre de nuestro país.

Y debe ser así, para que no sigamos cayendo en el círculo vicioso de que somos colombianos cuando los dirigentes interioranos pueden sacarnos provecho, pero de resto simplemente somos los “corronchos desordenados” como de forma inmisericorde se nos trata en los pasillos del poder nacional.

Aparte de ello, al formar a nuestros futuros líderes, debemos enseñarles (aunque algunos ya son caso perdido) a no padecer de ese temor reverencial que les embarga cuando tienen al frente a esos majestuosos, honestos e incorruptibles funcionarios venidos de tan cerca de las estrellas.

Porque debemos tener claro que, aunque en el centro del país les cueste admitirlo, poseemos una historia y un futuro que superan nuestro presente y que nos permiten aspirar, el día de mañana, a que uno de nosotros sea quien dirija los destinos del País.

Que sea alguien que haya vivido y sentido lo mismo que nosotros, que llore al ver los pueblos de sus abuelos inundados e invivibles, y no simplemente un distante y anónimo funcionario que, por simple ignorancia, deba buscar a nuestros pueblos en un mapa y ni siquiera sepa distinguir un acento de otro.

Es allí donde la dignidad regional debe salir a flote, para que sirva como carburante al motor  de nuestra región, llevándonos a lugares donde nuestros sueños y aspiraciones como sociedad, puedan hacerse realidad.

 FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@operamail.com


enero 2012

¿CIUDAD MODELO?

ENTRE COLUMNAS

¿CIUDAD MODELO?

Se viene escuchando con insistencia que nuestra ciudad ha evolucionado de forma sorprendente y que debe ser tomada como ejemplo de cambios cívicos...

Respeto profundamente a aquellos que así opinan, mas sin embargo, lo de ejemplo de civismo no me queda tan claro cuando, como ciudadano del común, salgo diariamente a las calles y me encuentro con situaciones como las que mas adelante detallo, que me llevan a pensar que es mas la propaganda que otra cosa.

Por ejemplo, seguimos siendo una ciudad donde los taxistas ponen las tarifas a su antojo, en una constante lucha con los usuarios del servicio, pues cada día se inventan algo para subirle al cobro del transporte. Que eso es muy lejos, que es muy tarde, que ese sector es feo, que hoy es feriado, que es carnaval, que es navidad, o simplemente por que me da la gana.

La solución a la guerra por el valor de la carrera es el taxímetro y curiosamente los últimos modelos de taxis incorporados al servicio traen un sistema electrónico de ubicación satelital que ademas provee a los vehículos de dicho servicio, pero como no ha sido posible implementar de forma obligatoria y general el uso del taximetro, queda este como mera curiosidad.

Otra situación que mas bien mueve a la risa, es que en una ciudad que se enorgullece de su nuevo sistema de transporte masivo, se permita que los buses intermunicipales recorran las principales vías del perímetro urbano, e impunemente presten servicio de transporte publico, en desmedro de las rutas y servicios legalmente establecidos.

Eso sin mencionar las estaciones piratas de transporte intermunicipal que pupulan por toda la ciudad, convirtiendo cualquier sitio en centro de despacho, ocupando de manera franca las vías publicas en beneficio particular, poniendo ademas en riesgo la integridad física de los pasajeros.

Mientras tanto, tenemos una terminal de transporte subutilizada y nadie habla de establecer terminales satélites que permitan organizar el transporte intermunicipal, con estándares de calidad y seguridad y sin que se afecte el servicio de transporte urbano.

En cuanto a los andenes, cualquiera monta un negocio y sin mayor demora, va colocando mesas en la acera para servir comidas o bebidas, convirtiendo el espacio publico en restaurante o cantina según el caso, vendiendo sus productos a precios bajisimos, ya que no paga impuestos de ninguna clase, siendo la comida callejera mas barata que cocinar en casa  y las bebidas casi que a precio de distribuidor

Pero el particular que desea iniciar el mismo tipo de negocio, pegándose a la ley, se ve inmerso en un mar de permisos, licencias e impuestos que le impiden, en la practica, competir con el usurpador del espacio publico, aparte de tener que pagar servicios públicos de estrato comercial.
Y ya que hablamos de los andenes, Barranquilla es el mayor parqueadero a cielo abierto del país, pues nadie tiene recato en subir su carro a la acera, sin que la autoridad diga nada al respecto, obstaculizando el paso de los peatones, quienes ademas, en muchos casos, se ven obligados a tener que caminar por la calle, exponiéndose a ser arrollados, ya que su espacio natural, el anden, esta siendo ocupado por un vehículo.

Del centro de la ciudad casi ni dan ganas de hablar, pues en un intento por cambiar la imagen de abandono de este sector, se procedió a la remodelación de la Plaza de San Nicolás, la cual quedo espectacular, pero llegar a ella es toda una odisea, ya que se encuentra rodeada por calles que, concebidas para el trafico vehicular, se tornan de imposible transito ante la aglomeración de casetas y chazas que obstruyen por completo las vías de acceso, y que impiden que semejante inversión sea productiva en si misma.

Eso sin mencionar el lamentable espectáculo que cada tarde se ve en el centro cuando vendedores ambulantes, con carretillas repletas de frutas y verduras, aparecen de la nada y ocupan carriles enteros de las vías, provocando un caos que va aparejado con inseguridad, sin que ninguna autoridad se haga presente.

Lo peor de todo es que esta permisividad de la autoridad civil ha generado la sensación en buena parte de los habitantes de la ciudad que eso esta bien, que eso es lo correcto, que así es que deben ser las cosas y que nunca deben cambiar, escuchándose con insistencia la frase mas lapidaria para Barranquilla: “es que siempre ha sido así”

Viendo todo esto, lo de ciudad modelo se antoja verdaderamente absurdo, por no decir ridículo, puesto que es mas que evidente que, aunque la ciudad ha crecido económicamente,   las condiciones de convivencia y respeto siguen siendo mínimas, al punto que es previsible que, en ese sentido, opere una de las leyes de Murphy: “no importa cuan mal este la situación, siempre tiende a empeorar”


FABIAN VELEZ PEREZ

velezperez@operamail.com


Octubre 2011