domingo, 11 de enero de 2015

LIBERTAD DE EXPRESION



ENTRE COLUMNAS

LIBERTAD DE EXPRESION

A pesar del título que lleva esta nota, no voy a referirme al derecho a expresarse libremente como tal, sino a las limitantes que en un momento dado, y más en este de dolor frente a los hechos de Paris, reclaman algunos.

La revista Charlie Hebdo utilizó, en diversas ocasiones, la caricatura como medio para señalar su inconformidad, y la de muchos, frente a posiciones radicales religiosas, tomando las figuras o imagines, consideradas por algunos como divinas o sagradas, para recrear actos obscenos o, como mínimo, satíricos.

Contrario a lo que muchos creen, no fue solo la fe musulmana la que fue objeto de burlas; también lo fueron judíos y cristianos por igual, ya que se utilizó para sus viñetas, imágenes rabínicas o del Papa católico para ridiculizar actitudes o posiciones doctrinarias de corte teológico.

Esto, está claro, por lo menos en lo que tiene que ver con algún sector del mundo musulmán, le costó la vida a varios de sus dibujantes, quienes fueron sacrificados en aras de defender, en clave de barbarie, una creencia.

A raíz de ello, algunos han opinado que el lamentable hecho es la lógica consecuencia de una libertad de expresión mal entendida, en donde se confunde la manifestación de una idea, con agresión, pues nada mas ofensivo que burlarse de Dios.

Sin embargo, alguien que fue objeto directo de ataques, y a cuya cabeza se puso precio, como lo es el escritor Salman Rushdie, autor de “Los versos satánicos”, obra que muchos cuestionan y pocos han leído, ha dicho que “Las religiones, como todas las otras ideas, merecen crítica, sátira y, sí, nuestra irreverencia más audaz.”

Comparto plenamente ese criterio, porque cualquier limitante que se pretenda colocar a la libertad de expresión, no es sino censura. Las religiones no son un feudo aparte dentro del mundo de las ideas, y el hecho de cuestionarlas, no implica irrespeto alguno. Por el contrario, si no hubiera sido por las críticas y cuestionamiento, aun arderían hogueras por el mundo, en plena cacería de brujas, o los estamentos civiles estarían sometidos al clerical para realizar su gestión.

Pretender que esto ocurra es volver al oscurantismo, retroceder siglos en materia intelectual, y devolver el poder a los chamanes y aprendices de brujos, en aras de un inconcebible, engrandiosado y mal entendido respeto.

Nada más peligroso para el mundo de las ideas que crear islas o zonas libres de crítica, como mecanismo obligatorio de convivencia. La Alemania nazi lo logró, dotando al Estado de una infalibilidad a todo prueba, con el respaldo de la fuerza. Bien se ha dicho que donde todos opinan igual, solo uno está pensando, y los demás siguiendo.

Por esa línea de pensamiento, se estaría justificando el criminal ataque a una revista, cuyo pecado capital fue permitir que sus miembros expresaran libremente sus ideas, exentos de censura.

Nada justifica la censura; quienes han sido objeto de ella, y yo lo he sido, sabemos que es solo una forma de perpetuar el poder, creando burbujas irrompibles que impiden la entrada de ideas nuevas o diferentes, pero a la vez son burbujas que se convierten en  cárcel para los que se encuentran atrapados en ellas.

FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@operamail.com
Enero 2015