ENTRE COLUMNAS
FORMACIÓN O
ADOCTRINAMIENTO
El noble arte de la
docencia, indebidamente manejado, puede convertirse en un arma ideológica bastante
contundente. Cuando la docencia no transmite conocimientos e ideas, sino
doctrinas políticas, se transforma en algo vil y rastrero.
Durante siglos, la
academia ha sido el manantial de donde han brotado los más caudalosos ríos de ideas que transformaron el mundo. Es por ello
que las dictaduras, lo primero que cercenan, es la autonomía académica, la
libertad de enseñanza, ante el temor de que en los salones de clases se formen
los líderes ideológicos que, más adelante, lideren los vientos de cambio.
Pues bien, en estos días se
me acerco un estudiante de maestría, al cual conozco desde su época de pregrado
universitario y a quien siempre he considerado un brillante estudiante, después
un gran profesional y ahora un promisorio jurista, mostrándome las
observaciones que a su tesis de maestría le realizaba el docente encargado de guiarlo
en tal labor.
El motivo del ejercicio académico
era escuchar mi opinión respecto a dichas observaciones.
Sin mayor prevención
abordé la lectura de la misiva del denominado director de tesis y, a medida que
avanzaba en las 7 páginas de su crítica, sentí un escalofrió recorriendo mi
espalada, ante el carácter peyorativo del contenido del documento. Solo falto
que le dijera al aspirante a maestría que era un burro jurídico. Aparecían
frases disonantes e insultantes por doquier, dejando para el final el triste
señalamiento de que el trabajo presentado
era de una esterilidad inconmensurable.
Tome el borrador de la
tesis y lo devore en una hora, preocupado por saber cuál era el gran pecado que
mi pupilo había cometido para merecer semejante serie de insultos académicos, y
me encontré con una sorpresa verdaderamente lamentable.
La tesis, aunque con
algunas imprecisiones, plantea una teoría juridica de avanzada, en donde se
resalta nuestra realidad política actual, y en donde se explica, que no
justifica, la aparición de los grupos de autodefensa como una reacción de
ciertos sectores de la nación, ante la incapacidad estatal de preservar el
orden público.
En el recorrido jurídico del
documento, se esboza la teoría de la responsabilidad del Estado por su
inoperancia frente a los actos terroristas, y como ello llevo al surgimiento de
grupos armados patrocinados por las victimas de dichos actos terroristas, atribuyéndole
al Estado la responsabilidad de dicha situación, por su actuar permisivo frente
a la delincuencia.
Pero el mayor pecado de la
tesis de grado es que pone en entredicho el entarimado del actual proceso de
paz, al señalar que deben ser las victimas y no los victimarios quienes exijan
mecanismos que garanticen la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición,
partiendo del supuesto que el Estado debe repetir económicamente en contra de aquellos
que se beneficiaron de sus actos de terrorismo, a la vez que desnuda la falacia
del idealismo político de los señalados como terroristas.
Frente a esto, el director
de tesis asume la posición oficial actual, y tal vez siguiendo las palabras de nuestro
presidente, tilda de ignorante al autor del proyecto académico, sobre todo
cuando este, a modo de corolario, señala la insostenibilidad de la teoría jurídica
de la actual negociación, frete a los lineamiento del derecho internacional
humanitario.
Volví a leer la diatriba
del docente, y entonces se hizo evidente que era más un manifiesto político que
una orientación académica.
Visto lo anterior, pasa
por mi mente la idea de que, poco a poco, nuestro actual gobierno nos está
llevando a un terreno en donde la
academia se transforma de lleno en un aparato de reproducción ideológica del
Estado, en donde una tesis de grado es rechazada y su autor pisoteado por ser
su idea y por ende, su proyecto académico, “políticamente incorrectos”
Y ante ello no queda más
que pensar que no acercamos peligrosamente al abismo de una dictadura ideológica,
en donde todo aquel que no comparta las políticas oficiales, está sometido al
matoneo académico, por aquellos que, irónicamente, piden hoy a gritos perdón y reparación.
FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@operamail.com
septiembre 2014