jueves, 26 de noviembre de 2020

REGALO GRIEGO

 ENTRE COLUMNAS

REGALO GRIEGO

 

«Temed a los griegos y a los regalos que traen»

VIRGILIO[1] en la ENEIDA

Cuando se revisa la mitología grecorromana, encontramos que en ella existían dioses casi para todo; había para cada profesión, para cada situación, para la guerra, para las artes o para el amor. La lista es larga. 

Estos dioses estaban dotados de muchas, muchísimas cualidades, pero también de innumerables defectos; eran celosos, iracundos y ambiciosos, desobedecían las órdenes de sus superiores, eran infieles y, sobre todo, eran muy caprichosos y vengativos. 

Utilizaban a los seres humanos para satisfacer esas bajas pasiones, ridiculizándose los unos de los otros, pero también para burlarse de aquellos que los idolatraban. 

Para esto último, en ocasiones concedían privilegios a ciertos humanos, les otorgaban dones o los colocaban en situaciones aparentemente ventajosas, pero, tal como dice la tradición, hay que tener cuidado con los regalos de los griegos. 

La mitología nos llena de ejemplos; los dioses dieron a Midas el don de convertir en oro todo lo que tocara, pero murió de hambre porque hasta la comida se volvía metal precioso a su contacto. 

Hoy, con motivo del fallecimiento Diego Armando Maradona, con sorpresa encontramos que se le ha elevado a cimas insospechadas, pese a todos los defectos que arrastraba. 

Si, la figura de Diego Maradona como futbolista, fue un regalo de los dioses. Fue el mejor, el más inteligente, el más rápido, el más hábil, el más carismático, el más comprometido, el más valiente. Ante él, las figuras de hoy palidecen, languidecen, se ven tan pequeñas, que rozan lo insignificante. 

Y no solo eso; le devolvió el orgullo a un país, Argentina, la dignidad a una ciudad, Nápoles, donde hizo grande a un equipo chico y aglutino a toda una región, Latinoamérica, a su alrededor. La prensa se rendía y se rinde, aun después de fallecido, a sus pies, cual Cid Campeador que ganaba batallas después de muerto. 

Pero como todo regalo de los dioses, regalo griego, tenía su lado oscuro. Fuera de la cancha era un ser despreciable, cargado de vicios y defectos, deslenguado y grosero, triste muestra de todas las debilidades humanas. Pésimo ejemplo para cualquier sociedad. 

Pese a ello, hoy una nación entera lo llora, del otro lado del océano una ciudad promete no olvidarlo y su imagen es más reconocida que la de la mayoría de líderes mundiales. Todos lo alaban y parece ser de pésimo gusto recordar sus defectos. 

El sentimiento que despierta su fallecimiento, eclipsa cualquier cuestionamiento a su persona, sus cualidades como futbolista rebasan las múltiples críticas de las que podría, merecidamente, ser objeto. 

Aquel día en que su objeto de burla derrotó a los ingleses en un mundial, los dioses del futbol le insuflaron todas las virtudes que un deportista, un futbolista, quisiera tener. Ese día, un Diego Maradona en estado de gracia, en pleno éxtasis, rebasó cualquier límite deportivo e ingresó, con bombos y platillos, en las mentes y corazones de quienes lo vieron jugar. Y si a eso sumamos todos los logros alcanzados en su carrera deportiva, vemos que los dioses hicieron bien su trabajo. 

Nos dieron una figura, un héroe, al que cualquier pedestal queda pequeño. Pero simultáneamente nos regalaron un espíritu burlón que, aun desde su féretro, hace mofa a todo lo establecido. 

Sin embargo, creo que los dioses se equivocaron, porque a pesar de darnos un ídolo con pies de barro, forrado en oro pero relleno de vicios, que no  es paradigma del buen ser humano, si es el ejemplo perfecto de lo que nadie debe ser como persona. 

Ese es el verdadero legado de esta figura. No son sus goles, pases o gambetas, sino sus defectos los que nos dan una lección. 

Y en ese sentido, lo que pretendió ser un regalo griego de parte de los dioses del futbol, se transformó en una sana advertencia para todos aquellos que, viniendo de bien abajo, se dejan seducir por el éxito y el dinero, dejando prosperar en su interior ese lado oscuro que hoy nadie quiere ver en el ídolo ausente. 

Gracias Diego por las alegrías que diste, gracias por hacer que la gente viera que se puede ser grande, así sea a través de un balón, pero sobre todo gracias por mostrarnos lo que nunca debemos hacer con nosotros mismos o nuestros semejantes. 

FABIAN VELEZ PEREZ

velezperez@gmail.com



[1] Publio Virgilio Marón a​ (Virgilio, 70 a. C.-Brundisium, 19 a. C.), más conocido por su nomen, Virgilio, fue un poeta romano, autor de la Eneida, las Bucólicas y las Geórgicas. En la obra de Dante Alighieri, La Divina Comedia, aparece como su guía a través del Infierno y del Purgatorio.


lunes, 4 de mayo de 2020

FIEBRE Y SABANAS


ENTRE COLUMNAS
FIEBRE Y SABANAS


“El gobierno, en la mejor condición,
 es un mal necesario;
y en la peor es insoportable.”
THOMAS PAINE[1]


Durante la historia de la humanidad se han intentado diversas formas de gobierno; hemos visto pasar teocracias, monarquías, republicas, oligarquías o dictaduras. Hemos tenido estados absolutistas, socialistas, comunistas, democráticos o confesionales. También pasamos por sociedades patriarcales o matriarcales; el poder se le ha entregado al rey, al parlamento, a la iglesia, al caudillo, al ejército, al partido, al pueblo y hasta a dios.

Pese a todos esos ensayos, ninguna de esas formas de organización social, estatal o política ha logrado una plena satisfacción de las necesidades humanas de sus miembros. Por más que se le dé vueltas al asunto, siempre un grupo termina sometiendo a otro; siempre se establece un grupo privilegiado que busca justificarse forjando mitos fundacionales; tomando el poder a partir de un supuesto enemigo nacional; creando una falsa sensación de seguridad que le asegure el real control del Estado y sus recursos.

Y cada grupo que asume el poder, comienza a formar organizaciones juveniles de carácter deportivo o académico que en realidad constituyen aparatos de reproducción ideológica del Estado, buscando de esa manera apuntalar el dominio que se ostenta.

Todos, absolutamente todos, se muestran como benévolos, solidarios, benefactores, garantes de la seguridad y la paz, heraldos del buen vivir, y sobre todo, desinteresados en función del “pueblo”.

Si uno revisa la teoría política o constitucional de cada forma o estructura de gobierno, encuentra que los fines del Estado, generalmente sociales y humanitarios,  siempre están formalmente garantizados por el grupo dominante y su ejercicio del poder, creando simultáneamente la ilusión de que todos pueden participar de los beneficios, sean económicos o sociales, que se van a generar.

Pero todos han fracasado, han caído, han  desaparecido, se han distorsionado y finalmente, se han corrompido.

Y cuando se comienzan a evidenciar los síntomas de decadencia, surgen inmediatamente los adalides de las ideas políticas, que vienen a explicar el porqué del fracaso, el porqué de la corrupción, el porqué de la caída y al mismo tiempo nos traen la fórmula mágica que va a arreglar todo, generalmente trasmitida a través de un libro, un manual o un texto sagrado.

Miren la historia; siempre aparece un grupo, encabezado por el nigromante político de turno que, manual en mano, enseñará el camino de la prosperidad, el bienestar y la estabilidad. Nunca falla; siempre llegan cual canto de sirenas a endulzar los oídos de aquellos que necesitan con urgencia un líder, una idea, un partido, un caudillo o un dios al cual seguir y ellos, cual medico quimérico, llegan con la receta perfecta que borrara todos los males.

Luego, entronizados en el poder, habiendo desplazado a los líderes e ideas anteriores, modificado el Estado, o la forma de gobierno, comienza de nuevo a dar vuelta el molino, realizando nuevamente una espiral que, amplia o corta, invariablemente va a terminar en fracaso.

Eso sin contar los casos en que el golpe de gracia al sistema y al grupo, viene allende de las fronteras, cuando otro estado llega y simplemente engulle al existente.

En el pasado, este fenómeno se cristalizaba a través de revoluciones, derrocamientos, crisis económicas, golpes de estado e invasiones bélicas.

Pero la constante siempre es que lo que llega, va a funcionar mejor que lo que se va, y ahora sí, vamos a solucionar esos problemas que el otro no pudo arreglar.

Todo esto permite llegar a una conclusión alternativa: tal vez no hemos encontrado la forma perfecta de gobierno o tal vez no existe ninguna forma perfecta de gobierno.

Y sin embargo, tal vez, solo tal vez, el problema no esté en el guion de la obra, sino en los actores que la interpretan, pero preferimos pensar que la fiebre está en las sabanas.



FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@gmail.com



[1] Thomas Paine (Thetford, Norfolk, 29 de enero de 17371​-Nueva York, 8 de julio de 1809) fue un político, escritor, filósofo, intelectual radical y revolucionario estadounidense de origen inglés. Promotor del liberalismo y de la democracia. Es considerado uno de los Padres fundadores de los Estados Unidos

miércoles, 25 de marzo de 2020

TODOS A UNA


ENTRE COLUMNAS
TODOS A UNA

"No te preguntes qué puede hacer tu país por ti,
sino qué puedes hacer tú por tu país"
John Fitzgerald Kennedy [1]

"Estamos en guerra, en una guerra sanitaria. Es cierto que no luchamos ni contra un Ejército ni contra una nación, pero el enemigo está ahí, invisible y evasivo, y avanza. Esto requiere nuestra movilización general",

Estas fueron las palabras del presidente de Francia, Emmanuel Macron[2], al dirigirse a sus conciudadanos, poniéndoles de presente las duras medidas que se pondrían en vigor en su nación, con el fin de evitar la propagación de la pandemia que mantiene en zozobra al orbe.

No es una declaración de poca monta. Los europeos saben bien lo que es una guerra y los sacrificios que implica; hace apenas 30 años término la última guerra europea y las penurias que causó, en nada difieren de las padecidas en las dos guerras mundiales, las guerras napoleónicas o hasta las invasiones bárbaras que llevaron a la caída de Roma.

Saben bien los franceses que para afrontar una guerra, se requieren la unión y el sacrificio de la población. Cada ciudadano tiene su cuota de sacrificio. Y el Estado tiene la responsabilidad de orientar y coordinar esos esfuerzos, para que no sean en vano.

Esa filosofía es la que motiva los movimientos de resistencia que surgen en cada pueblo, nación o país que se ve sometido a un ataque o invasión enemiga.

Pero esa actitud de defensa de lo propio, de lo nuestro, se construye alrededor de un gobierno, de un líder, de un Estado organizado; es apenas lógico.

En 1932, en vísperas del conflicto con el Perú, nuestra nación se encontraba casi que irremediablemente dividida. Era presidente Enrique Olaya Herrera[3], el primer representante del partido liberal después de 44 años de hegemonía conservadora.

A cada pronunciamiento, decisión o manifestación de ese gobierno, le llovían truenos y centellas, que se originaban en el derrotado partido conservador, liderado por Laureano Gómez[4]. La oposición era activa e incesante.

Sin embargo, ante la gravedad de la situación, estando en juego la integridad territorial de la nación, la oposición ceso sus taques y el propio líder del partido viudo del poder, se dirigió al senado, donde dijo: “Paz, paz, paz en lo interior. Guerra, guerra, guerra en la frontera contra el enemigo felón”.

El ejemplo surtió efecto, todo el país arropó a su líder y el gobierno de aquel entonces, pudo poner cara a la grave situación, sin pensar en un frente interno.

Hoy, al parecer, nuestro país ha olvidado la historia o no ha entendido la magnitud de la crisis que atravesamos.

Todos los días una insensata, exigua pero escandalosa oposición, se dedica a tratar de minimizar las esfuerzos de la administración, a cuestionar cualquier decisión que se tome, a poner en entredicho cualquier solución que se plantee y a ridiculizar cualquier pronunciamiento del gobierno, convirtiendo una emergencia vital en una trinchera política.

Una oposición que en principio se negó a reconocer la existencia de un problema y tildo las noticias del desastre de “cortinas de humo”, para después exigir medidas fuertes y definitivas contra el avance de la pandemia, a continuación, señalar dichas medidas como pérfidas, y finalmente, acusar al gobierno de utilizar la pandemia en beneficio de sus intereses.

Sin entrar a analizar el fundamento de tales manifestaciones, es evidente que una parte de la población no ha entendido que el país se enfrenta a una grave crisis, que están en juego muchas vidas, que entorpecer el accionar del gobierno solo consigue que la pandemia avance, y que ponerle palos a la rueda, necesariamente conduce al desastre..

Y aunque aquel líder de la oposición de los años 30 no sea el de mas grata recordación en nuestra historia, es menester reconocer que en ese momento, en ese único momento, mostro una altura y un entendimiento del que carecen muchos opositores actuales.

Tal como dijo Winston Churchill[5], “El precio de la grandeza es la responsabilidad.”, una responsabilidad que se inicia por hacer frente común a la adversidad, buscando soluciones, sin crear nuevos problemas. Porque cuando la crisis actual pase, y ojala de la mejor manera, ya habrá tiempo de criticar, cuestionar y castigar a aquellos que, pudiendo, no hicieron nada para sobrellevar la dura prueba, o no tuvieron la capacidad de hacerlo.

Mientras tanto, y contra la pandemia, todos a una, como en Fuenteovejuna[6].


FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@gmail.com



[1] John Fitzgerald Kennedy (Brookline, Massachusetts; 29 de mayo de 1917-Dallas, Texas; 22 de noviembre de 1963) fue el trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos. Se convirtió en el presidente más joven de su país, después de Theodore Roosevelt. Ejerció desde el 20 de enero de 1961 hasta su asesinato en 1963.
[2] Emmanuel Jean-Michel Frédéric Macron (Amiens, 21 de diciembre de 1977) es un político francés, vigesimoquinto presidente de la República Francesa y copríncipe de Andorra. Asesor económico del presidente François Hollande (2012). En 2014​ fue nombrado ministro de Economía, Recuperación Productiva y Asuntos Digitales.
[3] Enrique Olaya Herrera (Guateque, 12 de noviembre de 1880- Roma, 18 de febrero de 1937) fue, Presidente de Colombia del 7 de agosto de 1930 al 7 de agosto de 1934. Pertenecía al Partido Liberal
[4] Laureano Eleuterio Gómez Castro (Bogotá, 20 de febrero de 1889-ibidem, 13 de julio de 1965) fue un periodista, ingeniero y político colombiano, presidente de Colombia en el período de 1950 a 1951, cuando debido a su estado de salud, cedió el poder a Roberto Urdaneta Arbeláez. El 13 de junio de 1953 cuando intentó regresar al cargo, fue depuesto en un golpe de Estado por el general Gustavo Rojas Pinilla.
[5] Winston Leonard Spencer Churchill, (palacio de Blenheim, 30 de noviembre de 1874 – Londres, 24 de enero de 1965) fue un político, estadista, historiador y escritor británico, conocido por su liderazgo del Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial. Es considerado uno de los grandes líderes de tiempos de guerra y fue primer ministro del Reino Unido en dos períodos (1940-45 y 1951-55).
[6] Fuenteovejuna es una obra teatral del Siglo de Oro español del dramaturgo Lope de Vega. Está considerada, con Peribáñez y el Comendador de Ocaña y El mejor alcalde, el rey, uno de los tres dramas "municipales" que constituyen lo mejor de su vasta obra dramática