martes, 29 de octubre de 2013

FARSA MAGNA

ENTRE COLUMNAS

FARSA MAGNA

Un juez invoca a Dios al dictar su fallo y adorna la sala de audiencias con imágenes religiosas, un concejo municipal institucionaliza lecturas religiosas al inicio de sus sesiones, una entidad del orden nacional invita a actos religiosos, entidades públicas construyen capillas en su interior con dineros públicos.

Los anteriores son ejemplos de algunas de las practicas que al interior del Estado colombiano se han convertido en recurrentes y que son interpretados, por quienes los defienden, como algo sin importancia, que no hace daño a nadie y además, de forma prepotente, afirman que quien no quiera participar, que se aparte.

Pero, ¿realmente son intrascendentes? No lo creo y particularmente considero que atentan contra el principio de laicidad del Estado y aun peor, atentan contra el principio de no discriminación, principios ambos regulados y establecidos por nuestra Constitución Política.

Veamos otro ejemplo de violación de la laicidad del Estado: El día internacional de los Derechos Humanos se celebra a nivel mundial el 10 de diciembre de cada año, debido a que en esa fecha, en el año 1948, fue adoptada la Declaración Universal de los Derechos Humanos por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, misma que en 1950, insto a todos los estados miembros de esa organización a conmemorar esa fecha como día de los Derechos Humanos; sin embargo, Colombia lo celebra el 9 de septiembre, en honor de un santo de la iglesia católica, y como podrán imaginarse, se hace una misa católica para conmemorarlo.

A este respecto, la Corte Constitucional señalo, en Sentencia C-817 de 2011 que: "El Estado tiene prohibido, por mandato de la Constitución (i) establecer una religión o iglesia oficial; (ii) identificarse formal y explícitamente con una iglesia o religión o (iii) realizar actos oficiales de adhesión, así sean simbólicos, a una creencia, religión o iglesia. Estas acciones del Estado violarían el principio de separación entre las iglesias y el Estado, desconocerían el principio de igualdad en materia religiosa y vulnerarían el pluralismo religioso dentro de un Estado liberal no confesional. No obstante tampoco puede el Estado (iv) tomar decisiones o medidas que tengan una finalidad religiosa, mucho menos si ella constituye la expresión de una preferencia por alguna iglesia o confesión; ni (v) adoptar políticas o desarrollar acciones cuyo impacto primordial real sea promover, beneficiar o perjudicar a una religión o iglesia en particular frente a otras igualmente libres ante la ley. Esto desconocería el principio de neutralidad que ha de orientar al Estado, a sus órganos y a sus autoridades en materias religiosas."

Como pueden ver, todos los ejemplos ya señalados, violan de manera franca la doctrina constitucional y ponen en entredicho la libertad religiosa de cada uno de los ciudadanos, pues en muchos casos, estos se ven obligados a soportar expresiones religiosas que les son ajenas y que no comparten, pero se someten a ello, pues la velada imposición proviene de los propios representantes del Estado, que se supone, deben velar, precisamente, porque ese tipo de situaciones no se den.

Peor aún, en muchísimos casos, se ha obligado a particulares e incluso a funcionarios, a retirarse de un recinto por llevarse a cabo una invocación o acto religioso. Y no me digan que invitar, al que no comparte dicho abuso, a salir del lugar, no es un acto discriminatorio. Lo es, por la sencilla y llana razón que, si yo tengo derecho a estar en un sitio, no se me puede coaccionar a irme, por el ridículo capricho de practicar una ceremonia de un culto en particular.

Pero, ¿que pasaría si algún ciudadano reclamara la igualdad de trato hacia el culto de su preferencia? ¿Estarían dispuestos estos mismos funcionarios a permitir una ceremonia de otra religión que sea minoritaria? Lo dudo mucho, porque un rasgo característico del que en materia religiosa discrimina, es desconocer la verdad de las demás creencias, pues olvidan que cada religión, en el fondo, es una verdad, pues  la fe aporta el ingrediente fundamental de la religión, que es considerar verdad aquello en lo que creemos, sin importar que no tengamos prueba alguna al respecto.

Así las cosas, la laicidad del Estado Colombiano no pasa de ser teórica o retórica, un simple deber ser, que sus mismo representantes incumplen, convirtiendo los principios de la Carta Magna en una Farsa Magna


FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@operamail.com

OCTUBRE 2013

martes, 8 de octubre de 2013

MAGIA SABANERA

ENTRE COLUMNAS

Magia sabanera

En días pasados acudí a las fiestas de corraleja del municipio de Sabanalarga, donde aún se vive con plena intensidad esa muestra, trágica para muchos, alegre para otros, de lo que es el folclore de las sabanas del antiguo y gigantesco departamento de Bolívar, hoy repartidas con Sucre y Córdoba.
Al doblar una esquina, me encontré de frente con una cantina de esas típicas de las poblaciones de la región, en donde una docena de contertulios, ataviados con las ropas tradicionales, incluido el infaltable sombrero vueltiao, departían, al son de una tonada que hacía muchos años no escuchaba; era “Me voy para la luna” de autoría de Joaquín Pizarro Vidal.
Este trovador nació en el  corregimiento de Flor del Monte, municipio de Ovejas, Sucre, en 1925; reconocido poeta, cuentista y compositor de nuestra música popular colombiana. Fue autor de importantes obras en prosa y verso, entre las que sobresalen La muerte del Gamonal, Cuentos de verdad verdad, Siempre que llega diciembre, La promesa de la argolla, Añoranzas; Gertrudis el jornalero y por supuesto, Me voy para la luna.
Conocí a este bardo hacia el final de la década de los años 80, gracias a que uno de sus hijos, Leonidas Pizarro, era muy cercano a uno de mis tíos paternos. Una noche de vacaciones decembrinas, estando en la puerta de la casa de mis abuelos en la calle Chacuri en Sincelejo, siendo ya bastante tarde, apareció Leoniditas con ganas de tomar trago y nos llevó a donde su padre, quien de inmediato mando a hacer un sancocho y amenizo el rato con su guitarra.
Fue algo inolvidable ver y oír a este personaje; sentir el amor con que entonaba las canciones de su autoría, palpar como improvisaba versos y como, en medio de la parranda, con aire desenfadado, se burlaba de la realidad política nacional.
Basta con releer la letra de la canción que hiciera famosa Lisandro Meza[i] para darse cuenta que nuestra realidad actual, es distinta, pero igual, a la de hace 40 años, cuando este poeta sabanero la escribió:
Me voy para la Luna
me voy para la Luna
me voy para la Luna
a buscar fortuna.

Como en la luna no habrá
Ospinas, Rojas ni Lleras,
ni López, Turbay ni Gómez
María Eugenia o Doña Berta.

Consigo grapa y alambre
y me voy a tirar cerca
pues yo creo que por ahora
por allá no llega Incora.

El escuchar de nuevo esa canción, revivió en mi memoria esa noche parrandera, cuando por vez primera entré en contacto con lo que era la tierra de una parte de mis ancestros, en un departamento que, en ese momento, aún era joven, cuando las cedulas de sus habitantes todavía señalaban a Sincelejo como parte de Bolivar
Y mirando a los señores de la cantina de Sabanalarga, disfrutar de esa canción, y entre risas burlarse de la política actual, me convencí de que no hemos avanzado nada y que si acaso alguien afirma lo contrario, es porque no se ha percatado que hemos andado en círculos, para volver al mismo sitio de donde nunca hemos podido alejarnos.
Es que causa gracia ver que los apellidos no han cambiado, que los protagonistas de nuestro universo político no son muy diferentes, y si quien lee no sabe que era el Incora[ii], no se preocupe, que ya no existe, siendo reemplazado por otro ente, distinto, pero igual.
Pero la chispa de este compositor no se limitó, en esa canción, a nuestro medio, pues también miró hacia el mundo, en una época en que no había internet y la aldea global[iii] era apenas una mera referencia intelectual y no una palpable realidad:
Sé que en la Luna no habrá
fronteras con Venezuela,
ni asociaciones de usuarios
ni campesinos sin tierra.

Ni rusos esclavizando,
ni chinos buscando guerra,
ni gringos queriendo ser
los mandamás en la esfera.

Pues bien, después de escuchar esta tonada, me metí a la red a ver que era de la vida del genial autor, y con dolor descubrí que había fallecido en el 2011. Me invadió un sentimiento de culpa pues jamás lo volví a ver después de aquella noche, muy a pesar que coincidí muchas veces con su hijo, tanto en Bogotá como en Sincelejo, y aunque siempre preguntaba por el, no me tome el trabajo de visitarlo, y ya era muy tarde,
Curiosamente, la información sobre su fallecimiento la encontré en un blog mexicano. Si, solo la prensa regional cubrió la noticia de su muerte, y esta dio la vuelta al mundo de la mano de páginas extranjeras, pues parece que en nuestro país, cada día se olvida mas a los cultores de lo propio, reemplazándolos por figuras comerciales, nacionales y foráneas, que nada aportan a nuestra cultura, siendo meros productos de reventa, con letras intrascendentes y mensaje reprobable. Olvido por lo nuestro y desconocimiento de lo autóctono, más valorado en el extranjero que en nuestros lares.
Fue así, en una esquina de Sabanalarga, en medio del ambiente de unas corralejas, que la fibra de mi ser volvió a vibrar con el amor por lo autóctono, por nuestra identidad regional, una identidad que, golpeada duramente por una colonización cultural, tanto extranjera como interiorana, está siendo desplazada inmisericordemente.
Y de nuevo sentí en mis mejillas el frescor de la brisa nocturna, percibí el olor del sancocho, y escuche de nuevo esa voz que, con ritmo acompasado, me mostraba que la sabana era un espacio con identidad propia, donde sus hijos, sin olvidar sus raíces y su entorno, eran conscientes del universo en que les tocaba vivir.
Porque si uno sabe cómo y dónde mirar, lugares como Sabanalarga se convierten en una ventana a una sociedad distinta, donde hay valores distintos, vestidos distintos y comidas distintas, donde aún se escuchan los versos de Joaquín Pizarro, pero que poco a poco está desapareciendo, absorbida por una mal entendida modernidad, que borra de un plumazo todo aquello que sea diferente y no se amolde a lo general.



FABIAN VELEZ PEREZ
velezperez@operamail.com

OCTUBRE 2013



[i] Lisandro Meza (El Piñal, Los Palmitos, Sucre 26 de septiembre de 1939) es un acordeonista, músico y cantante colombiano. En sus más de 50 años de carrera musical ha grabado más de 110 discos en diferentes ritmos; desde la tradicional cumbia, el porro, paseo y vallenato.
[ii] Instituto Colombiano de la Reforma Agraria. INCORA institución del Estado Colombiano encargada de promover el acceso a la propiedad rural y su ordenamiento social, ambiental y cultural para propiciar el desarrollo productivo sostenible de la economía campesina, indígena y negra, mediante la redistribución democrática de la propiedad, la conformación de empresas básicas agropecuarias y el fomento a los servicios complementarios de desarrollo rural. Creado en 1960, fue suprimido en 2003
[iii] El término fue acuñado por el sociólogo canadiense Marshall McLuhan. El concepto aparece varias veces en sus libros The Gutenberg Galaxy: The Making of Typographic Man (1962) y Understanding Media(1964) y probablemente se haya popularizado a partir de estos. En 1968, McLuhan lo utilizó en el título de su libro Guerra y paz en la Aldea Global. McLuhan se refiere a la Aldea global como un cambio producido principalmente por la radio el cine y la televisión, medios de comunicación audiovisual que difunden imágenes y sonidos de cualquier lugar y momento y ocupaban un espacio cada vez más importante en el hogar y la vida cotidiana,